Eva y Jaime están hechos de una pasta especial, de una enorme cantidad de generosidad. Son dulces. Te escuchan, te hablan y hasta sueñan despiertos con todas las ideas que van ocurriendo. Se preocupan por todo y por todos. Y solo por eso se merecían una invitación de boda única.
Desde la primera reunión que tuvimos a mediados de mayo, el feeling fue total. Y así ha sido durante todos estos meses hasta hoy.
Hemos de decir que no ha sido un trabajo, si no más bien un placer realizar esta invitación de boda. A la hora de hablar sobre el diseño de la invitación, presentamos dos ideas después de que nos contaran su historia. Las dos opciones presentadas les gustaban, pero por unos escasos votos más, la idea de la realizar la invitación de boda personalizada en forma de “furgoneta” fue la elegida.
Pero como la “furgoneta” daba para mucho, hicimos también un “guiño” a la gran afición de Eva, la fotografía. Siempre que puede está “disparando” con Polaroid. Por eso, quisimos que la invitación de boda fuera participe de esta idea. Y no sólo por esa razón, si no porque la pedida de mano, fue a través de un mural creado por fotografías Polaroid.
En el momento que nos explicaron como fue, se nos puso la piel de gallina. Muy original y a la vez romántica.
La historia de Eva y Jaime y su Westafalia (concretamente furgoneta Volkswagen T3 edición Westfalia) se basa en que se conocen desde pequeños en Monzón (Zaragoza), de diferentes grupos de amigos. Pasa el tiempo y un día todo empieza.
Durante su noviazgo realizan muchos viajes a diferentes países, y siempre con su furgoneta como testigo. Esta ha sido, es y será parte de sus vidas. Por eso su invitación de boda tiene forma de furgoneta, porque ella contiene muchos momentos vividos, sentimientos, alegrías, anécdotas… ¿y que mejor que representarlo de esta manera?
La furgoneta, que es una fiel reproducción de la original, está realizada con una caja de color blanco como base, en la que en su interior van diferentes piezas. Con una tira impresa de papel se ha realizado toda la silueta, y para simular las ruedas, se han troquelado más de 700 cartulinas negras y kraft contracoladas para dar rigidez y así aguantar el peso de la caja.
En la parte frontal de la furgoneta se han recreado las caras de los novios, la barba como punto distintivo de Jaime, y la coleta, marca de la casa de Eva. En la matricula está la fecha de la boda.
En la parte trasera, el texto “¿nos acompañas? encabeza donde va el nombre de cada invitado.
Su interior contiene unas fotografías Polaroid (el guiño a Eva), envueltas con una faja con el texto “¿Empezamos el viaje?”.
A partir de aquí el invitado debe juntar las fotografías y hacer un mural (guiño a la pedida de mano de Jaime) para formar lo que es realmente la invitación.
También en su interior encontramos dos bolsitas de plástico, que contienen dos “chuches” con forma de caramelo, y por otra parte arroz.
Se completa todo el pack con un concurso, el “manual básico bodil” (con los datos más importantes del día del evento junto con el mapa para llegar en formato tríptico) y otro flyer para que los invitados confirmen la asistencia.
Cada furgoneta se realiza una a una de manera artesanal hasta un total de 162 invitaciones de boda.
También se ha creado el logo con la cara de los novios y el slogan “El gran viaje” que se aplica en las diferentes piezas corporativas.
Además de la invitación de boda, se realizan la minuta-aperitivo y minuta-menú, el librito para la ceremonia, seating plan y detalle para invitados.
La fotografía de la furgoneta real es de Carlos Raluy.
P.D: Al final nos pidieron 45 invitaciones de boda más, así que el total fueron 2067 invitaciones furgoneta inspiradas en la Volkswagen Westfalia T3